Enric Parnau psicologia

Tú también lo habrías hecho. Comprendiendo a Lance Armstrong

Tú también lo habrías hecho. Comprendiendo a Lance Armstrong

En muchas ocasiones se nos hace más fácil observar las actitudes de los demás desde la calificación que no desde la comprensión. Es decir, de forma automática tendimos a juzgar una actitud como buena o mala en vez de intentar comprender el porqué de esa actitud. En este sentido, posiblemente la mayoría de personas van a juzgar al exciclista Lance Armstrong como un tramposo y un mentiroso, y pensarán que ellas nunca se doparían. Siento herirles su autoestima si les digo que ustedes seguramente hubieran hecho lo mismo en su situación. Y voy a explicarles el principal motivo por el cual sería así.

Primero de todo, estoy en contra del doping. Segundo, este post no pretende justificar el uso de sustancias dopantes. Aclarado esto, continúo.

Durante muchos años practiqué waterpolo a nivel amateur. El waterpolo es un deporte duro en donde la “picardía” tiene mucho peso. A menudo se agarra a los rivales por el bañador, se fingen o se exageran las faltas al mínimo contacto y, en definitiva, se intenta sacar provecho de conductas antirreglamentarias. Esto lo saben todos los jugadores y jugadoras y se acepta como parte del juego. Es decir, se permite y forma parte de la CULTURA de este deporte.

Otra de mis aficiones más recientes es el pádel. En el pádel prima la honradez ante las jugadas no permitidas. Así, es muy común ver en partidos de aficionados o de profesionales como los jugadores paran el juego cuando han llevado a cabo una acción antirreglamentaria, aunque los rivales o el juez no lo hayan apreciado (por ejemplo cuando la bola roza ligeramente la ropa o una parte del cuerpo del jugador). De hecho, una conducta de engaño o picardía estaría muy mal vista en este deporte y penalizada por su entorno social.

Entonces, ¿Cuál es el motivo por el cual la misma persona intenta engañar al árbitro cuando practica un deporte y luego es sincera en otro deporte aunque ello le suponga perder ventaja?

¿Cómo es posible que las tanganas sean tan frecuentes en el fútbol y en cambio en un deporte de mayor contacto como es el rugby apenas se den? ¿Los jugadores de fútbol son más conflictivos que los de rugby?

Pues bien, como vemos en los ejemplos que he puesto, es la cultura de cada deporte la que condiciona nuestro comportamiento, a menudo sin que nos demos cuenta de ello.

¿Qué pasaba en el ciclismo profesional hasta hace bien poco? Pues que en la élite el dopaje formaba parte de su cultura. Así, se trataba de una práctica normalizada que se llevaba a cabo desde hacía muchas generaciones, hasta el punto de que los equipos profesionales tenían un médico que controlaba su suministro. Eso queda claro en el magnífico reportaje “INFORME ROBINSON.DAVID MILLAR Y EL DOPAJE”, en donde el ex ciclista David Millar explica sin tapujos como él mismo y sus compañeros se dopaban, como todos los profesionales lo sabían y lo mantenían en secreto para que no saliera de su entorno (ley del silencio o “omertà”), aunque era inevitable que eso pasara tarde o temprano. Así pues, mientras para la sociedad en general el doping era y es una práctica inaceptable, en la subcultura de la que formaban parte los profesionales del ciclismo era algo normal y aceptado. Es decir, en ese entorno no estaba mal doparse. De nuevo, pues, las normas culturales imperantes en este deporte acaban afectando el comportamiento de sus practicantes.

Ahora pregúntate: ¿Qué te hace pensar que tú no te habrías dopado en sus mismas circunstancias (en un entorno cultural en donde doparse está aceptado y todos lo hacen)? ¿Habrías renunciado a ser un profesional del ciclismo?

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