El arte de competir. El estado mental previo a competir

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El arte de la competición. El estado mental previo a competir

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Toda batalla es ganada antes de ser librada

Sun Tzu (s.V a.C.) fue un general de la antigua China que escribió el famoso libro sobre táctica y estrategia militar llamado “El arte de la guerra”. A pesar de ser un tratado sobre la guerra, sus enseñanzas han sido vastamente extrapoladas a otros ámbitos como por ejemplo la política o los negocios.

El deporte de competición a menudo es una actividad en donde, al igual que en una guerra, se manifiesta un conflicto de intereses entre los participantes. Es decir, uno debe imponer su voluntad a la de su rival para poder vencer, ya sea de forma individual o colectiva. Incluso en los deportes individuales en los que se compite por una marca se establece una lucha con uno mismo para sacar el máximo rendimiento. Es por este motivo que la obra de Sun Tzu contiene también valiosas reflexiones para los practicantes de cualquier deporte. Sustituyendo la palabra “guerra” por “competición” y la palaba “guerrero” por “competidor/a” o “deportista”, los que amamos el deporte podemos disfrutar de una lectura enriquecedora a nivel intelectual.

El libro insiste sobre todo en la necesidad de disponer de una estrategia y una preparación que dé unas garantías de éxito en caso de que se inicie la batalla. Así pues, está muy centrado en los preparativos previos al combate, tal y como se desprende del siguiente fragmento:

Los guerreros victoriosos primero ganan y después van a la guerra, mientras que los guerreros vencidos primero van a la guerra y después buscan ganar”.

Una reformulación de esta frase la pronunció el gran Muhammad Ali de esta forma:

«Una pelea se gana o se pierde lejos de los testigos, entre bastidores, en el gimnasio y mucho antes de que empiece a bailar bajo los focos«.

Y es que durante la competición se pone de manifiesto la fortaleza de los participantes y ocurre lo que es más probable que acabe ocurriendo en función del potencial de ellos. En realidad la competición en sí es un trámite en muchos casos ya que el resultado depende en gran medida de la preparación previa.

No hay mejor forma de abordar la competición que teniendo la sensación de estar preparado y seguro de dar el máximo, con ganas de empezar. Este es el estado mental óptimo en los momentos previos a la competición. (Durante la competición solo tiene que haber presente o, como máximo, trabajo puntual de autoimagen, cosa que ya desarrollaré otro día).

¿A qué estado mental me refiero? Voy a poner un sencillo ejemplo para que se entienda. A lo largo de nuestra etapa formativa debemos hacer frente a muchos exámenes para probar nuestros conocimientos. La forma de abordarlos psicológicamente difiere en función de la sensación de preparación que tengamos. A grandes rasgos, los solemos afrontar de 2 maneras diferentes:

  • Tenemos dudas. Nos gustaría haber tenido más tiempo para estudiar. Pensar en el examen nos genera ansiedad y nos seduce la fantasía de que pase algo que evite que lo tengamos que hacer. No sabemos si vamos a aprobar. Iremos al examen a ver qué pasa.
  • Tenemos ganas de hacer el examen. A pesar de los nervios queremos que empiece ya. Nos sentimos preparados y con la sensación de haber hecho lo necesario por obtener el resultado deseado.

El primer estilo de afrontamiento es el de “ir a la guerra” y después buscar ganar, mientras que el segundo es el de ganar y después “ir a la guerra”. Y aquí hay que tener en cuenta que ganar no significa aprobar el examen o vencer la competición, sino que hace referencia a tener la completa seguridad de que se dará el máximo de uno mismo.

¿Significa esto que solo hay que competir cuando nos sentimos totalmente preparados? NO. Este es el estado mental más adecuado y el objetivo que debemos perseguir pero es posible que para llegar a alcanzarlo tengamos que curtirnos durante un tiempo en la competición, analizando y mejorando debilidades, ganando conocimientos, adquiriendo experiencia, etc. Afortunadamente, el arte de la competición difiere del arte de la guerra en el sentido de que un fracaso no conduce a un fin definitivo sino que nos da mucha información para seguir mejorando.

Acabo el post con un mensaje de otro gran guerrero, Miyamoto Musashi (s.XVI), reconocido como uno de los mejores samurái de todos los tiempos y autor del tratado sobre artes marciales «El libro de los cinco anillos»:

Es imprescindible dominar los principios del arte de la guerra y aprender a permanecer como un espíritu inmutable incluso cuando estáis en el corazón de la batalla”.

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