Estilo atribucional y rendimiento deportivo

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Estilo atribucional y rendimiento deportivo

Tal y como explico en el artículo sobre la estructura mental del deportista, la percepción de que existe una sola realidad que cada cual interpreta a su manera es una creencia extendida en la mayoría de personas, pero no es la que mejor sirve para entender ciertas situaciones como, por ejemplo, por qué motivo ante un hecho concreto diferentes personas tienen una concepción radicalmente opuesta del mismo. Esto nos lleva a concluir que cada persona construye su realidad en base a sus percepciones, es decir, en base a sus valores y creencias.

En este sentido, lo más importante es tener claro que cada construcción de la realidad conlleva diferentes implicaciones, cosa que entenderás perfectamente a continuación.

ATRIBUCIONES Y ESTILO ATRIBUCIONAL

Las atribuciones son procesos cognitivos mediante los cuales damos explicación a los hechos que nos ocurren en nuestro día a día. O, en otras palabras, los procesos cognitivos a partir de los cuales construimos nuestra realidad. Así pues, una persona con cierto estilo atribucional va a construir una realidad diferente a otra con otro estilo atribucional, ante un mismo hecho objetivo.

Existe mucha teoría al respecto de los diferentes estilos atribucionales y sus implicaciones en el bienestar y la autoestima de las personas. A continuación me voy a centrar en dos de los estilos atribucionales que más impacto tienen en el desarrollo del talento deportivo.

1. ATRIBUCIONES DE CONTROL (LOCUS DE CONTROL)

Control interno: cuando atribuimos la responsabilidad de nuestros resultados deportivos a nadie ni nada más que a nosotros mismos. Por ejemplo: “He perdido el partido porque no he entrenado lo suficiente” o “He ganado el partido porque he estado entrenando bien”.

Control externo: cuando atribuimos la responsabilidad de nuestros resultados deportivos a factores externos que no controlamos. Ejemplo: “He perdido el partido porque el árbitro me ha perjudicado” o “He ganado el partido porque he tenido suerte”.

En lo que respecta a este tipo de atribuciones, es fácil darse cuenta que el estilo atribucional interno es el que más va a beneficiar el desarrollo del potencial deportivo, ya que implica centrarse en aquellos aspectos en los que realmente tenemos el control. Por tanto, el deportista con un locus de control interno va a gastar sus energías en trabajar para mejorar todo aquello que está a su alcance. En cambio, el estilo atribucional externo cumple la función de proteger nuestra autoestima ante las derrotas o fracasos, pero limita enormemente el desarrollo del talento.

Así pues, la promoción de este estilo atribucional en sus pupilos debería ser un objetivo prioritario para cualquier entrenador, sobre todo para el que trabaja con deportistas de categorías inferiores de edad. Esto es así porque es durante estas etapas iniciales en donde estos niños y niñas son más moldeables y se están formando también como personas.

También hay que tener en cuenta que estaremos remando en contra de la corriente cultural predominante en la mayoría de las sociedades socialdemócratas. Un contexto en el cual se tiende a sobreproteger y a buscar responsabilidades externas a los problemas.

2. ATRIBUCIONES TEMPORALES

Atribuciones estables: cuando atribuimos el resultado deportivo a factores inalterables en el tiempo. Ejemplos: “Mi revés a dos manos es un desastre. Nunca voy a ganar un partido” o “Soy muy bueno con la volea”.

Atribuciones inestables: cuando atribuimos el resultado deportivo a factores que pueden variar con el tiempo, es decir, que se pueden modificar. Ejemplos: “He estado muy mal con el revés a dos manos en este partido. En el próximo voy a hacerlo mejor” o “Me ha funcionado muy bien la volea en este partido. Veremos en el siguiente”.

En este caso el estilo atribucional más beneficioso es el estable cuando el resultado o el rendimiento es positivo, y el inestable cuando este es negativo.

Es positivo digerir los buenos resultados para que estos pasen a formar parte de nuestra autoimagen (“tengo un revés a dos manos muy bueno”). De esta forma vamos a ir construyendo una buena autoimagen que nos va a dar confianza a la hora de competir. Por el contrario, cuando el resultado es malo el estilo atribucional más beneficioso es el inestable (“hoy no he estado bien con mi revés a dos manos”), ya que esto va a dejar abierta la posibilidad de poder mejorar nuestro desempeño en un futuro.

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